Bajo el fondo del mar, qué suave es tu canto de amor, ¡Oh, pero qué terrible tormenta sobre las olas del viento! ¡Qué dolor por aquél que se va a sus islas odiadas por ti!
En la tierra de los elfos la belleza y el poder se derramó en cada uno de sus hijos; son como los dioses del polvo a los que vanamente nos afanamos en convertirnos.